Purificar el ambiente

Publicado por Naiara África el

El ambiente que se respira dice mucho del lugar en el que nos encontramos. Un olor indeseado puede arruinar una velada estupenda, y nos podemos encontrar en una situación en la que estamos deseando “escapar” para poder respirar libremente.

Por ejemplo, hay zonas en algunos hospitales que pueden resultar desagradables solo por el olor, pero también nos puede invadir una sensación de desasosiego o malestar. Todos sabemos lo que sucede en los hospitales, están llenos de personas enfermas, muchas están sufriendo. Incluso con celadores/as y enfermeras/os preparados y cualificados, que cumplen con su trabajo lo mejor que pueden, hay condiciones de algunos enfermos que pueden desencadenar un malestar constante en el ambiente.

Hay muchas salas de espera como las de algunos organismos públicos, en los que las personas se estresan porque llegan justas de tiempo y pueden perder su turno, otros llegan con demasiada antelación y ven que no les pasa el tiempo, están perdiendo toda la mañana para un trámite de minutos, y tienen cosas que hacer.

Ni hablar de algunas empresas en las que los empleados son muchos, y se ven confinados en estrechos lugares de trabajo, ocupando la planta entera de un edificio, escuchando a toda esa gente a la vez. Para algunos puede resultar inaguantable, otros son más fuertes y resisten, pero puede que a costa de su salud y equilibrio.

Hemos hablado de lugares públicos, o por lo menos, de lugares en los que no solemos tener una completa intimidad, a no ser que acudamos al baño, y según que baño, mejor no ir. Pero, ¿ y en casa? ¿Podemos decir que el ambiente en nuestro hogar se mantiene agradable normalmente?

Si es así, ¡enhorabuena! Porque a veces una acalorada discusión de pareja, o con los niños que no se visten a tiempo para ir a ese compromiso, o que al gracioso del gato se le ha ocurrido hacer de Spiderman por las cortinas…

Hoy simplemente es uno de esos días en los que preferirías chasquear los dedos para que aparezca Mr. Propper y se encargue de todo. Necesitas un respiro de todo, y punto. Pero no tienes tiempo de parar.

Armonizarnos para armonizar

A veces podemos limpiar y abrir las ventanas para que se airee todo. es agradable cuando todo está limpio y ordenado. Cada cosa en su lugar, y ahora sí, es momento de relajarse en el sofá, y disfrutar por unos instantes de la paz y el silencio.

Entonces te sientas confortablemente, para a continuación elevar las piernas y ponerlas ligeramente en alto. Así, la sensación va ahondando en tu cuerpo, y cuando cierras los ojos para seguir disfrutando…

Empiezan a llegar a tu cabeza otras cosas pendientes por hacer, pero es tu momento, y lo vas a disfrutar, así que vuelves a despejar esos pensamientos, para regresar a ese estado de quietud.

Y otra vez, vuelven mas ideas de cómo arreglar esto, y aquello, y lo otro. Y de repente, te viene a la cabeza que se te olvidó hacer ese recado tan importante, no para tí, pero claro. ¿Por qué se te ocurriría ofrecerte para facilitarle las cosas a tu vecino, cuando nadie te lo pidió? Pues nada! Con tanto ir y venir de pensamientos, no hay quien se relaje…

¿A quién no le ha pasado algo similar alguna vez? Pues eso, que a veces no es tan fácil relajarse, y regalarse una horita de tranquilidad para uno mismo. De hecho muchas personas que aprovechan su día libre para estresarse en casa, ya que en el trabajo no pueden, porque no están.

Lo llamativo, es que cuando comienza la caída del cabello, muchos se preguntan; ¿por qué será? Y no me refiero solo a los hombres, no. A las mujeres también se nos cae el pelo, pero tenemos más facilidad para disimularlo. Usamos extensiones, tintes, o peinados que lo pueden disimular bastante bien.

Pues para tomarnos un respiro, tanto hombres como mujeres. Existen técnicas de relajación, que con algo de práctica pueden ser muy efectivas. Las hay de respiración, que es por dónde yo empezaría, ya que desgraciadamente la gran mayoría de las personas no respiramos completamente bien, y una de las principales causas es nuestro estilo de vida.

Por suerte las personas que practican deporte con asiduidad, se ven obligadas a respirar plenamente para oxigenar su cuerpo, y gracias a ello, también descansan mejor. Y cuando digo ello, me refiero a todo ello.

Así que si relajarte con respiarciones se te sigue dando mal, puedes apuntarte al gimnasio, o correr, ir al polideportivo, o coger la bici. ¡Lo que más te guste!

Podemos seguir hablando de técnicas de relajación como la visualización, hay videos muy recomendables que puedes ver gratis por internet. Ya sabes:

» Imagina que estas en un lugar tranquilo y apacible, donde una inmensa sensación de bienestar invade todo tu cuerpo. Ahora la afluencia de pensamientos que llegan y salen de tu mente, como si del fluyo de un arroyo se tratara, van menguando… y cuánto más lo hacen, mejor te sientes, a cada momento. Estás en paz absolutamente con todo lo que existe y con todo lo que eres»

Y así, hasta que te sientas tan bien, que flotes entre las nubles y seas ligero como el éter. Son técnicas maravillosas. Me gusta combinarlas con esencias naturales, que inhaladas en ese estado de quietud se perciben con otra perspectiva, más presente, más agudizada. Es una maravilla!!

Pero hace un tiempo descubrí, que para alcanzar un estado de quietud, o meditativo, por ponerle una etiqueta, no es necesario cerrar los ojos y pensar en cosas con las que no nos sentimos totalmente cómodos. Simplemente podemos llegar a ese estado haciendo lo que nos apasiona, puede ser cantar, pintar, bailar, escribir, bucear, correr, o dar un paseo. Hay quién se pierde mirando las estrellas o observando el mar…

Todos absolutamente tenemos al menos una actividad, si no muchas, con las que podemos armonizarnos, sin esfuerzo alguno. Algo con lo que te sientes pleno, tanto que no piensas en problemas ni responsabilidades. Algo con lo que puedes volver a sentirte como una niña, como la que fuiste, y se te olvidó. Puedes estar aquí, en este momento disfrutando tanto que no necesitas pensar.

«No se trata de luchar por vaciar o expulsar tus pensamientos, se trata de sentir que eres tan feliz que nada puede hacerte dejar de serlo».

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